Tres Poemas - Iveth Luna Flores


I
ANDRÓMEDA

Todo el amor
cristal que pide a gritos
ser quebrado.

Todo el amor
mi bebé de cuatro meses
su tersa piel
sus ojos vírgenes
horadando mis pezones.

Llora y cada vez que llora
no puedo escuchar
porque mi llanto
es todavía más agudo
porque mi llanto
debería ahogarlo
y llorarle en la boca.

Mis hijos preguntan:
¿por qué mataste al bebé, mamá?
¿por qué lo mataste?

Ya tengo suficiente edad
para matarme
ya tienen suficiente edad
para morir
tres pedazos de carne que parí
el amor es una decisión
demasiado compleja.

Todo el amor
y todo mi llanto
para llorarles en la boca a mis hijos
para llorar por última vez
en la boca de mis hijos.


II
LA PIEL DORADA DE LAS BAÑISTAS

Mi madre sólo llama para decirme que está triste
que sus jóvenes amantes la rechazan, está vieja
se siente estúpida y no le gusta su persona.

La recuerdo sentada en el sofá de la sala, llorando
porque los alacranes subieron por el palo de escoba
y picaron sus manos mientras barría la casa.

Lloraba: ¿por qué me pican los alacranes?
¿por qué siempre a mí me pican los alacranes?
no lo entiendo.

No lo sé, mamá, no sé por qué cada vez
que no teníamos comida, gas, dinero
para pagar los uniformes y las deudas,

no sé por qué cuando te golpeaba papá
debía llevarte a dormir a una camilla de Urgencias
donde otro tipo de alacranes te picaba.

Mi madre aparece sonriendo en las fotos de su Facebook,
viaja cada año a la playa, no sabe nadar
pero le gustan los antros, le gusta sentirse extranjera
distinta bajo la piel dorada del sol.

Llama para decirme que está triste, que le dio una crisis
y yo apago el teléfono, la bloqueo y me pierdo en mi casa
mientras despilfarro el dinero en alcohol y cigarrillos.

Mientras se acaba la comida y la lenta marcha de los alacranes
viene a visitar mi casa, un piquete en la mano
y otro más cuando escribo
otro más cuando duermo y otro en mi sueño.

Y otro más cuando mamá llama
y otro cuando se acaba el dinero, y otro y otro y otro
y mi casa se ha convertido en una camilla de Urgencias
donde las enfermeras desfilan
con torundas y botellas de alcohol.

La piel dorada de las bañistas se agrieta
y un alacrán viene a aguijonear
la bolsa de suero que está conectada a mi corazón.

No es posible, me digo, no es posible
y me llamo a mí misma todas las noches
para decirme que estoy triste,
pero no me contesto, nunca me contesto.


III
NADIE PUEDE ENTRAR A ESTA CASA

Algunas heredamos el color de la noche
en el cabello
la sombra imponente de quien fue
nuestro padre
el llanto al final de la habitación
donde mamá sollozaba
por la ausencia
de su propia madre.

Algunos heredamos el rostro del sueño
un lunar en el contorno de la oreja
izquierda,
el sonido de la risa
cuando estaba alcoholizado el abuelo.

Pero otras
heredamos el deseo
de golpear la cabeza contra la pared
nacimos con una navaja entre los labios
para pronunciar
palabras que desgarran.

Otras, quiero decir, algunas
heredamos un pincel
para la depresión
de nuestra familia.

Cuando quiero decir otras
en realidad quiero decir
que yo.

Espero que los tres poemas presentados a continuación hayan sido de su total agrado. No olvides darnos un like en Facebook y compartir el post en tus redes sociales para difundir el trabajo de esta autora.


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